En mis 26 años de vida, cada paso ha sido una construcción de identidad entrelazando la ingeniería industrial, la perspectiva tecnológica y la pasión por la escritura.
En los recuerdos más remotos de mi infancia, resuenan los
ecos de dispositivos icónicos como las consolas SEGA y PlayStation, así como
los reproductores de música Walkman, MP3 y MP4.
A los 9 años, mi primera interacción con una computadora se dio con el famoso videojuego FIFA 08 y luego con el GTA Vice City, explorando además cada rincón del sistema Windows XP. Rememoro con cariño los días en que acceder a internet significaba visitar un ciber, sumergiéndome en redes sociales como MetroFlog y Facebook, mientras visitaba portales deportivos como Diario Olé y Marca.
Un episodio particular involucra el celular Sony Ericsson Xperia de mi papá, cuya cámara me inspiró a capturar partidos de fútbol con mi hermano y mis primos en el barrio de mi abuela. Este impulso me llevó a crear un sitio web para nuestro querido "Club Atlético Los Primos" en la plataforma Blogger de Google. También en esos años de preadolescencia, “jugaba” ser un filmaker de cortometrajes de terror en los domingos de asados con mis primos, los cuales aún se encuentran en recovecos de YouTube. ¡Qué recuerdos!
Mi corazón palpitaba al ritmo del fútbol, siendo hincha
ferviente del glorioso Club Atlético Central Norte de Salta, enclavado en el
barrio que me vio crecer. En mi adolescencia, el año 2011 marcó el inicio de
otro capítulo, esta vez más profesional con "Soy Azabache", un medio
emergente en Salta que, coexistiendo con destacados medios partidarios del club,
se erigió desde una página web hasta un canal de YouTube y una fan page en
Facebook.
Con el tiempo, mi adolescencia se vio marcada por la
dedicación a la música. Recuerdo pasar horas y horas frente a la computadora, grabando
covers de rock de bandas como La Renga, Riff, Pappo’s Blues, Rata Blanca, Bon
Jovi y Foreigner. Así, mi pasión por la música se tradujo en la formación de
varias bandas locales y la grabación de algunos EP.
Durante la universidad, la ingeniería industrial coexistía
con mi faceta de músico y creador digital. Un giro inesperado ocurrió cuando
decidí subir un video autoexplicativo sobre Análisis Matemático I en YouTube,
revelando mi habilidad para enseñar. Nacía así "Ingeniería del
Estudiante", una plataforma dedicada a compartir técnicas de estudio,
métodos de organización y productividad académica.
Por su parte, en el año 2019 fui seleccionado para recibir
una beca del Banco Galicia en el marco del programa "Potenciamos tu
Talento". Esta oportunidad, gestionada por la Fundación Anpuy en Salta, no
solo significó un apoyo económico, sino que se convirtió en un aliado en mi
crecimiento personal y profesional.
Ya con la pandemia de por medio, mis apuntes digitales y
tutoriales de estudio se convirtieron en recomendaciones de estudiantes de
ingeniería de diferentes partes del país.
Más cerca en el tiempo, mi transición académica-profesional
se tejió con experiencias en exposiciones sobre la Gestión del Conocimiento
Personal[1],
una diplomatura en Gestión Integral de la Calidad y un posgrado en Dirección y
Administración Estratégica. También participé como becado en proyectos de
investigación de transferencia tecnológica desde la academia hacia productores
caprinos de pequeña y mediana escala y trabajos de campo sobre inseguridad
alimentaria en estudiantes universitarios.
Mi breve trayectoria laboral, impulsada por la convicción de
que mis habilidades digitales podían resolver necesidades específicas intraorganizacionales,
me llevó a abordar “proyectos” desde sistemas de stock, diagramas de flujo,
manuales de organización, digitalización de procesos físicos, automatización de
rutinas hasta el desarrollo de capacitaciones y auditorías internas en sistemas
de gestión de la Calidad, Seguridad y Medio Ambiente.
Es en este entramado de actividades que, tras largas
sesiones de coaching, pude comprender mi trayecto como un sendero breve pero
intenso, marcado por la pasión por aquello que aprendo y el deseo
inquebrantable de compartirlo con el mundo.
La definición de misión, visión y valores personales se
reveló como un faro que iluminó mis acciones y decisiones en la búsqueda
constante de aprendizaje y mejora, donde entendí que la verdadera importancia
reside en dar sentido a cada paso, convirtiendo cada día en un escenario donde
la claridad de principios personales destaca respuestas que, de otra manera,
podrían quedar en la sombra, y peor aún, sin ser encontradas.