La sensación de alcanzar la meta

¡Bienvenid@ estudiante, profesional y emprendedor@ digital! En este artículo, te comentaré una breve experiencia acerca de lo que yo considero una parte esencial de cualquier sistema de productividad.

Cuando tenemos situaciones estresantes, en la que el temor por no saber si podremos cumplir tal o cual objetivo es cada vez más grande, o cuando a medida que nos centramos en algo surgen de repente nuevas tareas y nuevas perspectivas que intentan derrumbar lo construido es porque debemos reconsiderar las señales del entorno y las propias también.

Como algunos sabrán, dentro de los componentes esenciales de mi sistema de productividad y organización se encuentran la revisión tanto semanal como bimestral. Es decir, mis objetivos anuales, son traducidos a bimestrales, los bimestrales a semanales y los semanales en tareas y hábitos diarios. Lo que sucedió básicamente, en este último bimestre (julio-agosto) fue que la capacidad del sistema para apropiarse y ejecutar dichos objetivos propuestos y planificados para el mismo no pudieron continuar al ritmo que lo venían haciendo. Entonces, lo que hice para salvaguardar al menos la revisión semanal, fue tratar de intercalar los objetivos bimestrales en su ejecución semanal. De esta manera, todo iba más lento, pero a buen puerto.

Luego me di con la necesidad de pausar mi tesis por terminar en agosto el informe final de una beca de investigación que caducaba a fin de mes, y eso hice. Prioricé los tiempos fuera del horario laboral para concentrarme en recopilar la información necesaria, procesarla, depurarla y escribir el informe lo más correcto posible. Sabía que estaba a horas-teclado de terminar una etapa/objetivo que me adentré sin conocer el trasfondo de lo que significaba realmente. Y cuando finalmente llegó ese día no pude parar de reflexionar sobre todo el camino recorrido, sobre ese miedo de si realmente iba poder hacerle frente, si estaba lo suficientemente capacitado para abordar un desafío de investigación, que incluya lo teórico con el trabajo en campo.

Quien iba a pensar que de dicha beca de iniciación a la investigación surgiría mi trabajo final de grado en ingeniería industrial. Como dice una frase de una banda que me marcó buena parte de mi adolescencia “… el final es en donde partí”.

La pequeña reflexión que dejo sentada en este artículo es que disfruten cada sensación de logro, sea pequeña o grande, porque nunca sabremos lo que hemos construido hasta que giremos y veamos atrás todo lo vivido, todo lo soñado y lo no soñado, también.

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